Alicates de precisión o pinzas: Esta es tu mejor opción. Con mucho cuidado, sujeta el fragmento que sobresale con las pinzas. Asegúrate de tener un buen agarre y tira hacia fuera con firmeza pero sin brusquedad. Evita hacer palanca, ya que podrías doblar o dañar el cilindro.

Método del «Sacacorchos» con un ganzúa sencillo: Si tienes un juego de ganzúas básico o un alambre muy fino, puedes intentar enganchar el fragmento por el borde inferior (el que no tiene los dientes) y sacarlo.

Truco del cutter o sierra de marquetería: Inserta con cuidado la hoja fina entre el fragmento y las paredes del bombín. El objetivo es enganchar la llave y, con suerte, deslizarla hacia fuera. Es una técnica delicada que requiere pulso.

Lubricante de grafito (Opción específica): Si decides usar un lubricante, el de grafito en polvo es el más adecuado para cerraduras, ya que no engrasa ni atrae polvo. Aplícalo con moderación en la ranura para intentar facilitar la extracción.

Forzar la cerradura con otra llave o un destornillador.

Intentar pegar el trozo de llave con Superglue. Es muy probable que el adhesivo termine sellando la llave dentro del bombín, inutilizándolo por completo.

Golpear o martillar la cerradura.

Desmontar la cerradura sin conocimientos. Podrías causar daños mayores en la puerta.

Herramientas especializadas: Utilizan extractores de llaves rotas, diseñados específicamente para este problema.

• Experiencia y técnica: Saben exactamente cómo manipular el bombín sin dañarlo.

Solución integral: En muchos casos, pueden extraer la llave y hacerte una copia nueva en el acto si conservas el fragmento. Si el bombín ha sufrido daños, podrán repararlo o sustituirlo inmediatamente.

Ahorro de tiempo y estrés: Evitarás horas de frustración y el riesgo de empeorar la situación.